La diversificación y la asignación de activos no son una protección total frente a los riesgos del mercado.
Como inversionistas, sabemos que no hay que apostárselo todo a una carta. Invertir en una sola empresa puede ser muy arriesgado, por ello mucha gente elige los ETFs que siguen índices como el MSCI World o el S&P 500 para diversificar a través de cientos, o incluso miles, de acciones.
Sin embargo, para crear una cartera bien diversificada, es interesante dirigir la mirada a otros tipos de activos, como los bonos. Los bonos pueden ayudar a contrarrestar las fluctuaciones de los precios de las acciones y preservar el dinero invertido a la vez que potencialmente ofrecen cierta rentabilidad.
Elegir una buena mezcla de acciones y bonos para la cartera puede tener un gran impacto en la rentabilidad a largo plazo. Las acciones pueden ofrecer una gran rentabilidad, pero suelen estar asociadas a un riesgo mayor. Por lo tanto, aquellas personas que deseen un enfoque más conservador y de menor riesgo pueden asignar más a los bonos, y viceversa. Una forma de estimar una buena mezcla es empezar con el tiempo que quieres invertir el dinero: cuánto mayor sea este, más riesgo se podría asumir.
Los dos riesgos principales asociados a invertir en renta fija son el riego del tipo de interés y de crédito. Normalmente, cuando los tipos de interés suben da lugar a un declive proporcional en el valor del mercado de bonos. Los riesgos de crédito refieren a la posible falta de cobro de los intereses y/o principal de la inversión por parte de la entidad emisora.
La diversificación también es un factor clave a la hora de decidir en qué acciones y ETFs sobre bonos invertir, por ejemplo, invertir en un ETF sobre el S&P 500 junto con otro ETF que siga las empresas tecnológicas más grandes puede parecer diversificación, pero en realidad hay un solapamiento considerable porque muchas empresas estarían presentes en ambos. Del mismo modo, comprar un ETF de deuda pública española junto con otro de bonos corporativos españoles podría significar que la cartera está excesivamente expuesta a la salud de la economía de España, por ejemplo.
Una vez se haya construido la cartera, es muy importante seguir el progreso y equilibrarla periódicamente. Imaginemos que se empieza con una cartera compuesta por 50 % acciones y 50 % bonos. Si las acciones suben y los bonos bajan, esta relación cambiaría y la cartera podría asumir un mayor riesgo del que se esperaba en un principio. En este caso, se deberán reducir las posiciones de ETFs sobre acciones e incrementar las de los ETFs sobre bonos para que vuelva a ser un 50-50.
Todo esto puede sonar estresante y que requiere de mucha dedicación, pero no te preocupes: hay atajos. Los ETFs de carteras de iShares comprenden entre 15 y 25 ETFs, y ofrecen una exposición a más de 8000 acciones y bonos individuales de toda una variedad de empresas y gobiernos para tener una cartera bien diversificada. Estos están diseñados para ayudarte a gestionar el riesgo a la vez que hacen crecer tu patrimonio y no requieren del gran trabajo y que implica construir y gestionar una cartera diversificada de forma manual: lo único que tienes que hacer es elegir el que mejor se ajusta a tus objetivos de inversión, incluyendo el tiempo que quieres mantener el dinero invertido y el riesgo que quieras asumir.
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