Cómo nuestras creencias determinan la forma en la que invertimos

Cuando pensamos en invertir este pensamiento suele ir acompañado de las tendencias del mercado, análisis financieros y estrategias de inversión, pero hay otro elemento igualmente importante que a menudo suele pasar desapercibido: nuestra actitud hacia el dinero. Esta especie de brújula interior está conformada por nuestras creencias, normas y valores, y juega un papel muy importante a la hora de tomar decisiones de inversión.

Qué es la «actitud hacia el dinero»

Antes de profundizar en el impacto que tiene nuestra forma de pensar en nuestras decisiones de inversión, es importante entender a qué nos referimos exactamente con este término. La actitud hacia el dinero engloba la forma en la que pensamos y nos sentimos hacia el dinero. Esta está arraigada en nuestras experiencias vitales, nuestras creencias personales (especialmente sobre el dinero) e, incluso, el entorno social en el que nos movemos. Esto no solo influye la forma en la que ganamos y gestionamos nuestro dinero, sino también en cómo lo invertimos.

Cómo influye nuestra forma de pensar en nuestra forma de invertir

Es clave ser consciente de nuestra propia actitud y forma de pensar hacia el dinero para tomar decisiones de inversión estratégicas. ¿Por qué? Porque puede afectar a varios aspectos de las decisiones que tomamos, por ejemplo:

Aversión al riesgo frente a tolerancia al riesgo

Imaginemos que nos hemos criado en una familia en la que siempre ha primado la seguridad financiera, en la que te enseñaron a evitar riesgos y ahorrar dinero para el futuro. Esta mentalidad podría resultar en una preferencia por la inversión conservadora, incluso si somos conscientes de que podríamos obtener más rendimientos a largo plazo invirtiendo en activos que entrañan algo más de riesgo.

Aprovechar las oportunidades con miras al crecimiento

Por otro lado, si te has criado en un entorno en el que se fomentaba la inversión y el espíritu emprendedor, es posible que hayas desarrollado una actitud abierta al riesgo y la oportunidad. Esto podría dar lugar a personas que llevan a cabo estrategias de inversión más agresivas que acarrean tanto más beneficios potenciales como riesgos.

Equilibrio entre riesgo y recompensa

Las personas con una mentalidad sobre el dinero más equilibrada podrían buscar un equilibrio entre asumir riesgos y obtener recompensas. Este perfil es consciente de que las inversiones conllevan riesgos, pero hacen todo lo posible por controlarlos al máximo llevando a cabo una investigación exhaustiva, diversificación y un seguimiento activo de la cartera.
Cabe recalcar que ninguna de los perfiles que hemos descrito anteriormente son correctos o incorrectos, sino que reflejan unas creencias y experiencias personales. Lo importante es que seamos conscientes de cuál es nuestra actitud hacia el dinero y entender cómo esta puede influir en las decisiones que tomamos a la hora de invertir, pero también cómo manejamos nuestras finanzas personales. ¿Tienes curiosidad por conocer la mentalidad de los diez inversores más influyentes de la historia? Echa un vistazo a este artículo de nuestro blog.

¿Cómo podemos cambiar nuestra actitud hacia el dinero?

¿Eres consciente de tu mentalidad actual y te gustaría cambiarla para conseguir tus objetivos de inversión? Estos son algunos pasos a seguir para conseguirlo:

Primer paso. Sé consciente de tu actitud hacia el dinero

Todo en la vida empieza con ser consciente. Tómate tu tiempo para analizar tus creencias y actitud hacia el dinero. Pregúntate cómo esta actitud te ha obstaculizado en el pasado o cómo te ha ayudado.

Segundo paso. Pregúntate cómo quieres que esta mentalidad trabaje a tu favor

Marca unos objetivos que respondan a la pregunta «¿Qué quiero conseguir con mi dinero?», ¿independencia financiera? ¿prepararte para la jubilación? ¿tener un rendimiento estable? Si estableces unos objetivos claros, podrás centrarte en lo que realmente necesitas para conseguirlos.

Tercer paso. Ponlo en práctica a la hora de invertir

Al fin y al cabo lo que importa no es solo tu actitud, sino las acciones. Por ejemplo, conocer en profundidad qué son y cómo funcionan las acciones, los bonos, las diferentes estrategias de inversión, la gestión del riesgo y el dinero, o la diversificación son algunos conocimientos que podrían ayudarte. Obtener nueva información podría modelar tu forma de ver las cosas y cambiar algunas de tus actitudes. Aplica estos nuevos conocimientos a la forma en la que inviertes.

Tango si quieres aumentar tu tolerancia al riesgo o si solo quieres más estabilidad en tu cartera, entender y ajustar nuestra actitud hacia el dinero podría resultar un paso muy importante para conseguir tus objetivos financieros. El ser consciente permite tomar decisiones más estratégicas y meditadas a la hora de invertir.