La inversión sostenible es cada vez más popular y España no es ninguna excepción. En este artículo vamos a profundizar en este fenómeno.
La inversión sostenible es una estrategia que no solo se centra en el rendimiento financiero, sino también en el impacto social y ecológico. Es por ello que, antes de nada, nos preguntemos cómo podemos y queremos contribuir, pero también determinar cuáles son nuestros objetivos financieros. Una vez tengamos esto claro, nos podremos centrar en buscar productos de inversión que se ajusten a nuestra visión, tanto sostenible como financiera.
Ten en cuenta que un término que a menudo se suele mencionar en el contexto de inversión sostenible es «inversión verde». Sin embargo, ambas tienen unos objetivos y una categorización diferente. Las dos son sostenibles, pero solo a través de la inversión verde podrías beneficiarte de ciertas ventajas fiscales.
Las inversiones sostenibles se centran en empresas comprometidas con la conservación del medioambiente y asumen una responsabilidad social, y es una forma de combinar el éxito financiero con cambios positivos en el mundo.
La inversión sostenible pretende impulsar un cambio positivo, por ejemplo las empresas que hacen especial hincapié en el respeto al medioambiente, la responsabilidad social y el buen gobierno; pero también empresas dedicadas al desarrollo de fuentes de energía renovables, como la solar o la eólica.
En el campo de la inversión sostenible es frecuente encontrarse con siglas como ASG o RSC. ASG se corresponde con «ambientales, sociales y de buen gobierno», donde se evalúan las prácticas de la propia empresa según estos valores, dando así una indicación del nivel de desarrollo sostenible de la misma.
Por otro lado, las empresas RSC (responsabilidad social corporativa) conllevan una inversión que contribuye a un impacto social positivo y donde se respetan los valores éticos.
Además de las siglas ASG y RSC existen otros distintivos relevantes dentro de la inversión sostenible, como ASGR(ESGR en inglés), donde la «R» significa «riesgo» poniendo de relieve la importancia de evaluar los riesgos en los ámbitos ambientales, sociales, de buen gobierno y las finanzas. Otro término comúnmente usado es ODS, que significa «objetivos de desarrollo sostenible» y son los 17 objetivos fijados por las Naciones Unidas para promover el desarrollo sostenible a nivel global. Este tipo de clasificaciones pueden ayudarte a encontrar productos de inversión sostenibles y entender sus diferentes objetivos y clasificación.
¿Buscas productos de inversión sostenibles? Hay varias opciones entre las que elegir en el mercado, ¡veámoslas!
Una opción es invertir en acciones sostenibles, eligiendo empresas que llevan a cabo prácticas respetuosas con el medioambiente y reducen su propia huella de carbono. Las empresas suelen recibir una determinada calificación ASG que se puede consultar fácilmente en Internet o en el mismo bróker. Algunos ejemplos son empresas dedicadas a producir paneles de energía solar o comprometidas con la reducción de sus propios residuos plásticos mediante el reciclaje. Consulta este artículo para saber más sobre cómo invertir en bolsa.
Una segunda opción es invertir en ETFs (fondos cotizados en bolsa) sostenibles, que son fondos de inversión que siguen un índice específico formado por empresas con un sólido rendimiento ASG ampliamente conocido. Estos permiten invertir con un solo producto en una cartera diversificada de empresas clasificadas como «sostenibles». Por lo general, en el mismo nombre del ETF se indica si se centra en la sostenibilidad, por ejemplo, por las siglas ASG, RSC, etc.
Además de las acciones y los ETF, hay otros productos de inversión sostenible, como los bonos verdes europeos, mediante los cuales adquieres deuda pública de la Unión Europea, que en este caso está destinada a proyectos climáticos medioambientales. Se consideran un instrumento de financiación ecológica que contribuye a un crecimiento económico más sostenible. A nivel de rentabilidad, se trata de un producto de tipo fijo, por lo que se ha visto favorecido en los últimos meses debido a la subida de los tipos de interés, una eventualidad que ha aumentado el atractivo y la popularidad de este tipo de productos entre la comunidad inversora.
Algo similar ocurre con los bonos verdes del Tesoro Público, títulos sobre deuda a medio plazo del Estado español, que alcanzaron máximos de hasta el 4,5 % de rentabilidad en octubre de 2023.
No solo las instituciones públicas utilizan este método para financiar proyectos sostenibles, algunas empresas del IBEX 35, como Iberdrola o Telefónica, también se han sumado a esta tendencia y ofrecen bonos corporativos verdes, con el objetivo de dotar de fondos a proyectos englobados en sus estrategias de transición ecológica. En concreto, estas dos empresas emitieron «deuda verde» por valor de 1000 millones de euros cada una en 2023.
Para evitar el «ecopostureo» o greenwashing, la Comisión Europea ha publicado un reglamento sobre los bonos verdes y que exige a los emisores responsabilidad y que demuestren que financian proyectos ecológicos legítimos.
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