Establecer unos objetivos financieros adecuados y realistas es clave para conseguir tener esa estabilidad financiera que buscamos para poder planificar nuestro futuro, a corto o largo plazo. ¿Quieres
En cualquier aspecto de la vida, tener un plan a seguir suele ayudar para hacer realidad un sueño o lograr algo que anhelamos. Esto también se aplica a los objetivos financieros: aunque pueden variar en función de los medios y las ambiciones de cada persona, permiten dibujar un mapa que nos ayudará a entender cómo invertir, pero también para llevar un control del tiempo o los resultados.
Planificar una estrategia meticulosa te permitirá alcanzar tu objetivo final poco a poco. Es por ello que los objetivos financieros deben ser:
Como es fácil adivinar, establecer un plan de inversión financiera es más fácil si se tiene una dirección a seguir. Además, es la oportunidad perfecta para proyectar a corto y largo plazo, abordando problemas potenciales antes incluso de que surjan.
Como ya hemos mencionado, los objetivos financieros deben poder alcanzarse en un periodo determinado. Este horizonte temporal es fundamental en el mundo de las finanzas y deber ser una de las primeras variables a tener en cuenta. Pero, ¿qué diferencia las inversiones a corto plazo de las inversiones a largo plazo?
En general, «corto plazo» se refiere a un ciclo de menos de dos años, mientras que «largo plazo» se entiende como ciclos mucho más largos, incluso de más de diez años. Estos periodos de tiempo aluden al tiempo que los ahorros permanecen inmovilizados invertidos en bonos, acciones u otros productos financieros, así como los rendimientos que hayan ido generando.
Cabe mencionar que no existe una fórmula universal para elegir en qué invertir, ya que cualquier forma de inversión implica un nivel de riesgo. Sin embargo, definir los objetivos financieros pueden ayudar a ver de forma mucho más clara la situación individual de cada persona y cómo componer una posible cartera de inversión.
Pasemos al meollo de nuestro artículo: cuáles son los pasos a seguir para planificar mejor tus objetivos de inversión.
Para crear un objetivo financiero deberás primero tener un conocimiento básico sobre el tema. Intenta familiarizarte con los conceptos básicos de las finanzas, como la diferencia entre los diferentes tipos de inversión y qué son los tipos de interés. Para ello, basta con navegar por Internet: infórmate y aprende como invertir de forma autónoma. No necesitas mucha experiencia, pero tener una curiosidad natural por este campo puede allanar el camino. A este respecto, nuestra sección dedicada a la educación financiera puede ayudarte.
Después de profundizar en cómo funciona el mercado financiero y cuáles son los principales mecanismos que lo regulan, saca papel y boli y haz un análisis de tus ingresos y gastos para hacerte una idea del dinero del que dispones. Consulta tus nóminas, extracto bancario mensual de los últimos años y cualquier otra cosa que pueda afectar a tu planificación financiera. ¿Has recibido recientemente un dinero inesperado de una herencia, por ejemplo? Esto podría darte una mayor libertad a la hora de componer tu cartera.
Antes de nada, debes identificar qué cantidad puedes invertir. Un enfoque bastante común es el de 50-30-20 que consiste en dividir tus ingresos mensuales en tres categorías. Según este método, aproximadamente la mitad de los ingresos deben destinarse a las necesidades esenciales, como el supermercado o el pago del piso. El 30 % se destina a actividades de ocio, como restaurantes, viajes o ir de compras; mientras que una parte de lo restante, lo que se consigue ahorrar, podría convertirse en el presupuesto mensual que se destinaría a inversiones a corto o largo plazo. Recuerda que el tiempo es un factor muy importante para alcanzar los objetivos financieros y que la duración de cualquier inversión debe estar bien pensada.
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